Estética por asalto.



      Sería allá por la segunda mitad de los años 70´s cuando junto con otros compañeros de generación guiados por el maestro Carlos Jurado empecé a dar mis primeros pasos en la fotografía estenopeica en la entonces Escuela o Taller de Artes Plásticas de la Universidad Veracruzana. Fueron varios factores los que me llamaron poderosamente la atención hacia este tipo de fotografía hecha con cámara de cartón; primero, qué podía hacer una cámara fotográfica en el colmo de la economía, empleando cartón y una laminita de aluminio con un hoyito hecho con la punta de un alfiler como objetivo. ¡Zás!, ahí tenia un objeto con el cual podía hacer fotografías; segundo, me sorprendió el hecho de que todos los planos tuvieran igual enfoque, logrando efectos de gigantismo muy interesante de pequeños objetos cercanos al objetivo en comparación con los más lejanos y de mucho mayor tamaño. Y tercero: me gustó mucho el toque aterciopelado de la imagen ocasionado por un ligero esfume característico de las fotografías tomadas con cámaras sin lente, empleando para ello sólo un pequeño orificio. En este último punto fue donde me percaté de sus valores estéticos y de ahí decidí desarrollarlo como medio de expresión.